Emma

4 años Suiza AGO2

Paciente diagnosticado número 22 en todo el mundo

En el verano de 2020, nuestra hija de 5 meses de repente sacudió los brazos y las piernas repetidamente y lloró sin control. Observamos horrorizados, rápidamente buscamos en Google los síntomas, y acudimos rápidamente a urgencias.  Tras preguntarle repetidamente si Emma había perdido habilidades, una vigilancia nocturna y medición de la actividad cerebral, el informe fue:

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Ese mismo día empezaron a administrar a Emma dosis muy altas de dos antiepilépticos para combatir las convulsiones que dañaban su cerebro. Nos preocupaba que uno de los fármacos afectara a su visión y a su capacidad para conducir, pero los médicos dijeron que eso sería lo de menos. Salimos del hospital al cabo de tres días con una sensación de desesperación y muy poca información sobre cómo afrontar la situación.

En las semanas siguientes, Emma sufrió brutalmente los efectos secundarios y lloró día y noche. Los dos estábamos de baja laboral a tiempo parcial y movilizamos todos los recursos que pudimos para tener apoyo las veinticuatro horas del día: abuelos, una tía, una amiga en paro y servicios de guardería de urgencia a nuestro cargo. Organizamos turnos de noche para poder dormir unas horas cada vez. Con el corazón sangrando y una fatiga similar a la de un zombi, nuestra ansiedad se desbordaba en las situaciones cotidianas y luchábamos mucho.  No sabíamos cómo funcionar en circunstancias tan extremas? ¿Cómo afrontar un pronóstico que destruye el futuro imaginado? ¿Cómo vivir con ansiedad por el futuro? ¿Cómo apoyaban otras familias a su hijo y a su pareja? Anhelábamos el apoyo de otras personas que hubieran pasado por una experiencia similar en la que apoyarnos como pareja y de la que aprender.

Para descubrir la causa de la epilepsia, Emma se sometió a un escáner cerebral, un análisis de sangre y una prueba genética. Esperábamos que no encontraran nada, pero así fue: una mutación de novo en el gen AGO2 que no se había observado en ninguno de los dos. A Emma le diagnosticaron el paciente número 22 en todo el mundo. El informe actualizado fue:

Los 21 pacientes conocidos tenían deficiencias físicas y mentales, y la lectura de los informes de sus casos nos rompió el corazón. Los clínicos sabían poco más. Justo cuando disminuimos uno de los fármacos y Emma volvió a reír, este diagnóstico hizo que nuestro mundo se derrumbara. La falta de opciones nos hizo sentir como si nos hubieran arrancado el corazón, clavado un puñal y arrojado por un acantilado para luego ser atropellados por un camión. "Determine sentirse bien" se sentía como una broma cruel más que como una estrategia para sobrellevarlo.

Ni los médicos ni Google sabían mucho sobre esta nueva enfermedad rara y no estaba claro en qué información confiar.

¿Cómo evolucionaron otros niños? Empeoró su enfermedad con el tiempo? ¿Qué estrategias terapéuticas probaron otros padres para ayudar a sus hijos a aprender a andar y a hablar? ¿Hubo otros niños que evolucionaron más que los pacientes conocidos? Deseamos que exista una fuente de información fiable.

Como Christoph y yo tenemos experiencia en investigación, no podíamos quedarnos de brazos cruzados ante este pronóstico y empezamos a buscar opciones. Pronto descubrimos que había esperanza: Gracias al tremendo progreso científicolas terapias génicas por fin han llegado a los pacientes y las organizaciones de pacientes de enfermedades raras están actuando como incubadoras de éxito (por ejemplo FAST para el síndrome de Angelman, Progeria Research Foundation y CureSMA). Las organizaciones de pacientes pueden desempeñar un papel fundamental para salvar la distancia entre la investigación básica financiada por el gobierno y los ensayos clínicos financiados por el sector privado que algunos han denominado el "valle de la muerte". Las organizaciones de pacientes deben hacer avanzar la búsqueda de tratamientos hasta una fase en la que el desarrollo de un fármaco rentable parezca lo suficientemente probable como para que las farmacéuticas, las biotecnológicas y los fondos de riesgo se comprometan. Esto implica, entre otras, las tres tareas siguientes, cada una de las cuales se explica con más detalle en nuestra hoja de ruta de la investigación

Para que nuestra hija y otros como ella pudieran desarrollarse como los demás niños, decidimos fundar una organización de pacientes dedicada a mejorar la calidad de vida de los afectados por el síndrome AGO2. Nuestra triple misión da vida a lo que aprendimos a través de nuestra propia y dolorosa experiencia: 

Emma ha recuperado un buen ritmo de desarrollo, pero la reaparición de la epilepsia supondría un freno. Otros niños afectados no aprendieron ni a andar ni a hablar. Tenemos que encontrar tratamientos ya para que siga riendo, aprenda a hablar y pueda ir a la escuela normal. Y así podamos salvar a otros niños afectados como ella.

Dependemos de SU apoyo. Cada donación es valiosa, no importa su tamaño.

Ayúdanos a salvar a nuestra hija AHORA.

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Paula on the stairs.